martes, 17 de marzo de 2015

Miradas (II).- Con nocturnidad...

Estaba ansiosa por ver una respuesta. Me sentí ridícula. Se hizo esperar o me pareció que el tiempo se dilataba... Y de pronto, dos pitidos me sobresaltaron a pesar de la espera: La señal del mensaje.

- Ha sido todo un placer compartirlo contigo. Ya estoy deseando verte mañana.
- Gracias. No sé si podré invitarte mañana... Bueno, sí..., de lejos.
- Te esperaré... Y, si se me complica la mañana, otro día.
- Me parece bien.
- Creo que se me hará laaarrgo. Sé que lo tienes dificil para escaparte.
- No es por escaparme. Es porque no voy sola.
- Te quiero sola ;-) –A eso respondí con un icono de risa- Hoy no pude dejar de pensar en ti. Recuerdo cada palabra de esta mañana… Y tus ojos… Grabado todo en mi mente.
- ¿Y eso?
- Llevo tiempo viéndote. Y cada día que aparecías… ya el día me merecía la pena… Cuando no estás, el día se vuelve gris.

Me sonreí. Me hizo bien pero tenía que ser prudente. No sabía si era sincero o un simple ligón con otras intenciones. ¿Un tío así fijándose en mí? Y no me doy de menos pero él me parece impresionante: Un tipo elegante, educado… Uno de esos que parecen sacados de una película… Un Grey… Y de momento, con muchas más sombras que claros.


Me sentía a gusto hablando con él y el tiempo se me estaba pasando en un suspiro. Tanto tiempo coincidiendo y era ahora cuando todo surgía de la nada. Aún así, debía ser prudente y no dejarme llevar por emociones superfluas, de esas que te ciegan, que te hacen tener ilusiones y que al final, todo se desvanece como si hubieras comprado una botella de humo.

Hacía tiempo que no sentía ese hormigueo en mí y, al tiempo que me mantenía en alerta, me desbocaba en pensamientos, en quimeras…

El teléfono rodaba entre mis dedos, dudaba en llamarla. No quería romper la confianza que ella había depositado en mí pero, por otro lado, el deseo crecía en mí, convirtiéndose en algo insoportable… Y de la única manera que podía liberarme es llamándola...

El sonido me sobresaltó y el corazón se me aceleró. Vi su nombre reflejado en la pantalla y mis manos empezaron a temblar. No lo pude evitar. Y contesté, esperando unos segundos para no parecer tan impaciente:

- Hola -le musité casi en un susurro a pesar de que nadie, salvo él me podía escuchar.
- Hola... -musitó. Mi cuerpo se estremeció. Si su voz ya me había cautivado cara a cara, por teléfono no tenía nada que ver. Era más masculina y muchísimo más sensual, capaz de provocar una conmoción en todo mi cuerpo.- ¿Cómo estás?
- Bien –respondí sin poder evitar percibir en mi boca esa sonrisa tonta-. ¿Y tú?
- Perfecto… Tumbado en mi cama… Solo.

¿Solo? ¿Eso era una información o una insinuación? No dije nada y pasé a otra cosa. Volví a insistir en posibilidad de no coincidir al día siguiente y él se deshizo en comprensión y dejó, subliminalmente en unas ocasiones y directamente en otras, la intención de continuar viéndonos.

Me elevaba oír su voz al otro lado de la línea. Era y es aniñada y dulce y ella, en cambio, una gran mujer. Así la veía, así la veo, y así la siento. Así quiera tenerla siempre. No, miento... Ser suyo también. Quería algo más. Lo deseaba pero había que ser cauto para no asustarla. No soy un tipo de esos que van a saco. Tengo mi clase. Debía  ser paciente y ganármela con toda la sinceridad del mundo.
La quiero tener más. La quiero mía.

-Buenas noches, David.
- Buenas noches..., mi ninfa... Descansa.

Tras colgar el teléfono, sus palabras se repetían una y otra vez en mi mente, suaves y delicadas, despertando aún más el deseo de estar junto  a ella. Necesidad de volver a verla, estar junto a su cuerpo,  su mirada.... Sentía como su solo recuerdo se inoculaba en mí como un veneno...


Dejé el teléfono sobre la mesilla. No paraba de imaginarla ante mi: Su sonrisa y el leve contoneo de su cuerpo al acercarse al bar todas las mañanas.  La imagen se repetía una y otra vez,  fundiéndose con su cálida voz. 
La imagine ante mí. Mi cuerpo la deseaba y mi mente la recreaba. 
Ahí, con su sonrisa, con su cuerpo para mi, acercándose dispuesta a entregarse...
Mi mano descendía por mi piel, desde mi pecho hasta mi pubis, pasando por mi estómago. Sentía como el placer crecía en mi con ella presiente en mi mente pero sintiéndola tan cerca que su mano era la mía.  
Oprimía mi pene entre los dedos con una suave cadencia, como la que imaginaba tendría ella avanzando sobre mí. No paraba de evocarla, imprimiendo un mayor ritmo y sobre todo presión. Mi otra mano la deslizaba por encima de mi abdomen...

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Pensar en esa conversación, a pesar de que no nos habíamos dicho nada subido de tono, solo nos habíamos desnudando un poco en sentimientos, mostrándonos un poco más íntimos... Pero pensar en la posibilidad de tenerla hacía que la excitación creciera, transformándose en un deseo que explotaría sobre mi piel desnuda, cubriéndola con mi semen cálido, resbalando por mí...

Y qué estúpido me sentí al pensar que le había dicho "mi ninfa". ¿Qué pensaría de mí? No podía permitir cometer ni un solo error. Ni hoy puedo permitírmelo. Su presencia me llena y la necesito. Sí, soy un tío con un par de cojones pero ante una mujer como ella y con un deseo como el que sentía..., como el que siento...

9 comentarios:

  1. Es que a veces no sirven grandes conversaciones... bastan unas palabras, lo que ellas te generan, los nervios que tocan, las emociones que te producen... a veces, sólo basta que alguien "te vea"... basta "esa" mirada...

    Besos desde mi playa.

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    1. Cuabta razón tienes. Pequeños gestos miradas... nos muestran lo que somos y lo que deseamos. Como in libro abierto deseoso de ser leido. Muchas gracias Alma.
      Bss

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  2. Así es el deseo: irracional, indomable... Y cuando este aumenta con el paso del tiempo, es además aún más fuerte, tanto que en ocasiones es difícil no dejar volar la imaginación. Besos

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    1. El deseo crece con el tiempo y la distancia. Superando todas las barreras como un torrente que se desborda y rompe con todo.... todo un placer tenerte.
      Bss

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  3. Siempre hay un deseo que nos embriaga y nos emborracha... tanto que debemos "vomitarlo"... Y en tu esplendor, en tu deseo irracional y sensual... te desbordas.
    Besos de Pecado.

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    1. Esa unión que hace superarse cada dia, como una presencia que protege y alienta en los momebtos de zozobra. ... asi es como te siento.
      Bss

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  4. dav tor, hacía rato que no visitaba tu casa y mira què cambio le has dado! Me encantò....
    Tanto como el post que nos has compartido...
    Sacarè màs tiempo para venir a visitarte...

    Un besazo...

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    1. Todo un placer verte de vuelta, el.cambió del blog ha sido Copernicano... cuidate. ..
      Bss

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  5. Joder...voy con el siguiente capitulo...me tienes frita...y es que en qué pocas palabras se puede despertar a la fiera que todos llevamos dentro...
    un besote

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