Tormenta de verano...

Los truenos estremecen el cielo y los rayos nos iluminan tenuemente.
Así me gusta tenerte, bajo mi cuerpo, con tantas ganas de mi como yo de ti.

Nuestros cuerpos desnudos se rozan y recrean. Mis yemas de fuego juegan con tus pezones, que se endurecen y tensan bajo ellas. Mi boca bebe de la tuya. Me gusta el sabor dulce que emanas. Tus dedos resbalan por mi espalda y se pierden en mis nalgas, apretándome contra ti. Tus piernas separadas rodean las mías. Mi pene recorre el interior de tus muslos, dejando un hilo de humedad que surge de mí. 

Con cada rayo veo tu rostro deseoso de mi. Me gusta jugar con mi miembro entre tus labios,  rozar contra tu clítoris; apretarlo y deslizarme por él. Mis dedos juegan con tus pezones y los van girando. Oigo  cómo tu respiración se acompasa con cada movimiento. Quiero ascender por ti. Deseo fundirme entre tus senos, subir por tu piel mientras mi humedad deja su rastro en tu abdomen.  

Mis piernas a ambos lados de tu cuerpo. Estiro de tus pezones hacia mi y mi pene se sitúa entre ellos. Quiero tu calor,  la suavidad de tu piel,  deslizarme sobre ella, entre ellos...

La excitación crece y tus pezones se endurecen. Veo el deseo en ti, el deseo de apretarlos, de elevarlos y cerrarlo en torno a mi falo. Lo envuelves y lo deseas, lo necesitas. Me pides lamerlo, morderlo, sentirlo y poseerlo. 

Lo retraso. 

Mis dedos juegan con tus senos mojados por mi humedad. Mi glande asciende por tu piel.  Tus manos en mi culo me empujan hacia tu rostro. Tu lengua golosa lo desea. Lo recorres y tus labios se impregnan de él. Me susurras que quieres que me corra. Necesitas su sabor, beber de él. Tu boca se cierne... Mis ojos se cierran... Un gran trueno resuena en el cielo a la par que mi cuerpo explota sobre ti...