El día señalado llegó; nublado y lluvioso, con un nudo en el estómago cogí mi coche y me puse en camino; habíamos quedado a las 20h en un frio mes de diciembre, el día se transformó en noche mientras los kilómetros pasabam sin cesar. Solo pensaba en verla, imaginarla junto a mi, sentir su cercanía. Al hacerlo mis manos se aferraban al volante y mi pie derecho se hundia en el acelerador. Tras dos horas llego al hotel y me dispongo a coger la habitación y dejar el escaso equipaje que llevaba. Mientras lo hacia, mi móvil suena y es ella comentadome que en 20 minutos estará junto a mi. Ni que decir tiene que ese tiempo se me hizo eterno; me bajé al hall y mis ojos se perdían en la puerta de entrada, escrutando a cada persona que entraba.
Por fin ella entró, nuestros ojos se encontraron y una explosión de alegría y emociones nos unía a ambos.
Tras dos besos, ambos estabamos nerviosos y al principio no sabíamos como actuar, decidimos coger un taxi e irnos a cenar al centro. Elegimos un elegante restaurante y tras una botella de buen vino y una espléndida cena, parece que los nervios se fueron calmando y surgió todo aquello que nos unía... no olvidaré el contacto de su mano sobre el mantel, acariciando mis dedos y wl suave contacto de su pie bajo la mesa ascendiendo por mis piernas. Tras una porción de Selva negra y un café decidimos volver al hotel, nuestras manos se entrelazaron mientras salíamos a la calle y buscabamos un taxi. Nuestros labios se encontraron por primera vez, note el dulzor de su boca, la suavidad de su lengua y el contacto de su cuerpo contra el mío. Al poco apareció el taxí que nos conduciría al paraíso; nuestras bocas volvieron a buscarse mientras nuestros ojos no paraban de mirarnos... tras diez minutos escasos entramos en el hotel, la puerta del ascensor se cerró y mis manos abrieron su abrigo, disfrutaba sintiendo su silueta y su calor bajo mis yemas, el ascensor se detuvo y las puertas comenzaron a abrirse, la guié por el.amplio pasillo, saqué la tarjeta de mi bolsillo y voilá la puerta se abrió. .... adentrandonos en una noche única....
Continuará. .....
Sabes... es fácil sentirlo.
ResponderEliminarMe gusta porque es real. Así es, primero hay que reestablecer ese punto de unión previa, y el vino no es mal aliado. Tampoco una cena y una conversación. La risa. Los gestos.
Y luego... la conexión. El tacto. El dejarse llevar.
Me alegro de compartir tus recuerdos.
Un beso
Gracias a ti por leerlos y poder compartir experiencias vividas.
EliminarBss