jueves, 29 de enero de 2015

Pendiente de cada mensaje (1)...

El ruido de la oficina va atenuándose, vuelvo a mirar el móvil y veo un nuevo mensaje tuyo. 
Cada vez que recibo uno, siento una descarga por mis manos... No se los días que llevamos escribiéndonos pero en cada mensaje dejamos escapar nuestros deseos más intensos, anhelos y confesiones que van uniéndonos cada vez con más fuerza. Ambos añoramos encontrarnos y dar rienda suelta a tanta tensión que se  acumula en ambos. Pero los dos sabemos que las circunstancias lo impiden y dificultan, provocando un mayor deseo de fundirnos.
Llevamos tiempo esperando el momento, esa ventana que nos permita estar frente a frente y podernos mirar a los ojos, acariciar nuestras manos...
En ese último mensaje concretamos  el dónde y cundo. Mis dedos aferran el móvil y acepto. No te lo digo pero solo pienso en estar junto a ti...


El día ha amanecido frío y plomizo. Las primeras gotas comienzan a caer sobre el parabrisas. Los kilómetros se van sucediendo, y con ellos se acrecienta el hormigueo por mi cuerpo. Tras varias horas de viaje llego a una ciudad pequeña donde todo se ve con más calma. El GPS me guía a través de calles, empinadas y retorcidas, hasta llegar al hotel. Está ubicado en lo alto de una colina desde la que se divisa toda la ciudad a sus pies.
Consulto el reloj y me adentro en el hall.  Confirmo la habitación y decido esperarte en la cafetería mientras ojeo el periódico del día.

Te escribo un nuevo mensaje diciéndote que ya estoy y a los pocos minutos me contestas con un breve "en 5 mints. nos vemos..."
Cada segundo esperándote es una eternidad. La taza de café humeante calienta mis manos que desde tu último mensaje tiemblan ligeramente.
Mis ojos se alzan y reconocen tu rostro en la entrada de la cafetería. Aparece una sonrisa en nuestras bocas. Te acercas a la mesa y nos besamos.

Sobre esta, nuestras manos se rozan no dando crédito a que por fin estemos juntos. Hablamos de las experiencias compartidas, de lo que nos rodea... pero ambos deseamos perdernos en el otro. 
Acabados los cafés, subimos a la habitación. El pulso se acelera. Nuestras bocas se besan en el ascensor, recorriendo nuestros labios, sintiendo el contacto de tu cuerpo junto al mio. Por fin el ascensor se detiene. La habitación, justo en frente. 
Entramos y no podemos evitar abrazarnos y comenzar a besarnos, como nunca antes lo hicimos. Mis manos van despojándote de tu abrigo. Acaricio tu silueta y... rozo con mis manos tus pechos sobre tu jersey negro. Nuestras lenguas se recorren y deslizan por nuestros labios. Poco a poco tu suéter va ascendiendo por tu pecho para abandonar tu precioso cuerpo. Mis yemas  surcan tu espalda, deslizándose por tu piel. 
Nos acercamos a la cama y caemos en ella.


Voy besando tu cuello sintiendo tu aroma y tu perfume... Mi lengua te roza dejando un leve reguero de humedad. Tu cuerpo se abandona a mis caricias incitándome a más.  
La cremallera de tu falda desciende y mis dedos van empujándola sobre tus medias, bajando por ti hasta llegar a tus pies, calzados en unos altos zapatos de tacón... La falda cae. 

Te observo tendida sobre la cama. Comienzo a descalzarte sintiendo los pequeños dedos de tus pies entre mis manos.  Los beso y comienzo a retirar tus medias,  que van abandonando tu delicada piel...
Nuestras miradas se cruzan y la excitación va creciendo.... 
como preludio de lo que nos queda por sentir.... 
abandonos al placer y la lujuria del momento....

jueves, 15 de enero de 2015

Frente a la chimenea...

El fuego crepita iluminando nuestros cuerpos frente a frente. Bajo ellos, una gran alfombra los calienta y acomoda. Afuera, el viento arrecia y comienzan a caer los primeros copos. Se oye el ulular del aire tras las ventanas.
Nos fundimos en un abrazo. Mis manos sobre tu ropa recorren tu espalda. Mis dedos la recorren ascendiendo hasta tu cuello. Nuestras bocas se buscan y funden y mis labios se cierran sobre los tuyos... 
Rodamos por la alfombra. 
Me adentro bajo tu jersey. Tu piel es suave y delicada. Voy recorriéndola muy despacio a la vez que mi boca baja por tu cuello,. Tu cabeza se gira dejándome vía libre. Sientes mi respiración junto a ti, bajando centímetro a centímetro por tu cuerpo. 

Las yemas de mis dedos rodean tu cintura acariciando tu abdomen. Pequeñas eses son dibujadas sobre él. Voy retirando tu jersey. Mis labios se posan cerca de tu ombligo. Lo voy rodeando con pequeños besos y tu piel se eriza con el contacto. Noto tus manos sobre mis cabellos, presionando y enredándolos bajo el paso de tus dedos. Siento el calor que desprende tu cuerpo;. Tus pechos se endurecen bajo el contacto de mi lengua que los humedece y desea.  Miro tu bello rostro. Siento tu mirada como algo físico que me empuja a continuar, a saciar la sed de ti... 

secretsecretboudoir: twcgentleman13: "Sucede que yo quiero, y así que simplemente no tienen espacio para ningún otro deseo." - F. Scott Fitzgerald perfecto.

El primer botón de tu pantalón cede a la presión de mis dedos y los demás, uno tras otro, van abriéndose como un efecto mariposa. Mis labios rozan por encima de tu tanga. Notas como la goma se estira y poco a poco va descendiendo seguida de mis labios.... Un escalofrío te recorre y mis ojos observan como tus piernas van separándose, rozando contra mi espalda....

viernes, 9 de enero de 2015

Cena de reencuentro (2)...

Natalia y yo avanzábamos por la calle de la mano. Sentía su pulgar resbalando por mi piel. Lo hacía con suavidad...
Decidimos tomarnos algo en una cafetería italiana cercana. Separados por la mesa del bar fuimos desgranando años y vivencias pasadas. Pero ambos sentíamos un impulso de atracción: volver a sentirnos, a descubrirnos nuevamente...  Al final me senté a su lado y empezamos a tontear un poco más: A cogernos las manos, a mirarnos con intención descarada, a besarnos...


Salimos del local, cogimos un taxi y nos encaminamos a un hotel donde hace muchos años nos fundimos la primera vez.  Era curioso. Nosotros habíamos cambiando y el hotel igual. Ahora ya era uno de esos sitios de casi 100 euros la noche.
En el taxi, nos besamos. Sentí su lengua rozando con delicadeza resbalando por mis labios. Su mano apoyada en mi pecho, realizaba pequeños círculos sobre mi jersey.  
El trayecto fue corto en apenas diez minutos llegamos. Al bajar ambos sentimos haber retrocedido en el tiempo con una mezcla entre deseo y nostalgia. Una vez cogida la habitación y las llaves subimos a ella. Su cabeza rozaba contra mi hombro. Nos detuvimos en un largo pasillo y comenzamos a besarnos,  con deseo, sus manos apretaban mi nuca atrayéndome a su boca y las mías  recorrían su silueta bajo el abrigo.

La puerta del ascensor se cerró tras de nosotros y avanzamos abrazados, besándonos intensamente mientras nuestros abrigos se iban aflojando del cuerpo para, ya en la habitación, car en el suelo de tarima. Mis manos van subiendo su jersey negro de cuello alto, mis dedos rozan su fina piel impregnada por su perfume. 
Me embriagaba su aroma, ella desabrochó su sujetador de encaje oscuro  precipitándose al vacío y sus pechos, perfectos para mis manos, quedaron a mis expensasMi camisa se abrió bajo sus dedos, que escrutan y recorren mis pectorales tensándose bajo sus caricias, nuestras bocas se derraman la una en la otra, saboreándonos...
La tomé me en brazos y la pegué contra la pared.

hazeleyes2012: * gemidos * Te extrañé

Con ella en brazos, caminé hasta la cama y la tumbé sobre ella para hacerlo yo, a su vez, sobre aquella mujer que me estaba volviendo loco por momentos; besando su pecho desnudo, sintiendo el latido de su corazón que se aceleraba bajo mi cuerpo.  Mis dedos resbalaban por su monte de venus, buscando la cremallera de su pantalón.  La encontré y  se escuchó el rrrrrr de su descenso.  
La presión de mi pantalón aumentaba con el crecimiento de mi sexo bajo ellos. Su palma lo presionaba y amasa, comenzando a desabrochar el botón e ir bajando la prenda. Yo la imité, terminando de despojarnos de aquello que nos separa. 
Rodamos por la cama, su cuerpo sobre el mío. Sentía el movimiento sensual de su cadera, el contacto de su tanga contra mi bóxer, incrementando la presión y la excitación de los ambos. Mis dedos ascendían por el interior de sus muslos, acabando en la delicada tela de su tanga hasta que palpé aquellos labios calientes, húmedos y carnosos, percibiendo su calor y su inflamación. Decidí adentrarme e impregnarme de la humedad que emanaba como un dulce licor.  
Jugué con su clítoris, pinzándolo  entre mis dedos y sin dejar de mirarla a los ojos, observando como su boca se abría por el placer. Me deleitaba con aquel clítoris perfecto, duro, erecto... y torturándola de placer, empapando mis dedos en ella... mientras se retorcía de gusto y gemía, agarrando mi pelo entre sus dedos. 

Decidí  sacarlos para poder saborearlos. Ella me observaba y me pidió compartir. Accedí. No hay nada que más me guste. Su lengua lamió mis dedos lentamente, deslizandola por ellos hasta introducirlos en su boca y succionar. Sus labios apretaban mis dedos y solo quería que hiciera lo mismo con mi polla. Aumentaba mi excitación y el tamaño de mi miembro.
Mis labios empezaron a besar sus ingles, buscando su sexo.  Este acogió  mi lengua y la deslicé de abajo a arriba, aumentando los fluidos que se mezclaron con mi saliva.
La hice gozar hasta que estuvo a punto de correrse, entonces le dí la vuelta. Cogí sus caderas, le dí un par de azotes con la palma abierta en las nalgas. La atraje hacía mí y le clavé mi polla... Gimió y controló el grito pero mis embestidas iban al son de sus empujones hacia mí.


Sí, efectivamente, los años nos han cambiado. A ella la han hecho más experta en la cama, más puta, como me gustan a mí las mujeres, de esas que se dan sin reservas que buscan el placer máximo.

miércoles, 7 de enero de 2015

Cena de reencuentro (1)...

Hace unas semanas recibí una invitación en Facebook. Resulta que la gente del instituto se había movido para reencontrarnos después de tantos años. La idea me pareció genial. Eso de  volver  a ver a la gente con la que has compartido unos años que nos marcan y de los cuales se suelen guardar gratos recuerdos me atraía.

A lo largo de los días la gente se fue sumando a la iniciativa y alguien se encargó de tener todo controlado: El presupuesto previo, una idea; el lugar de reunión, aquí en la ciudad; el día, el restaurante, el número de cuenta donde ingresar el dinero... Toda esa seria de detalles. En menos de 15 días estaba todo organizado aunque se dio de plazo hasta final de mes para que las fechas disponibles para todos coincidieran.

En aquellos días recobré el contacto con viejos compañeros y compañeras. La verdad es que después de salir del Instituto apenas mantenía relación con tres o cuatro de aquellos compañeros y con ellos quedé unos días antes de la cena para tomar una cañas y ponernos un poco al día entre nosotros. A pesar del tiempo parecía que todo había sucedido antes de ayer. El buen ambiente se instaló desde el primer momento y fueron surgiendo las anécdotas de aquellos tiempos.

 

El día H me puse bien guapo. Mi traje, mi camisa bien planchada, la corbata, mi perfume... Y la lluvia que ese día había decidido que tenía que caer.  Me puse como un Cristo en los cuatro pasos que separaban el coche del establecimiento en el que habíamos quedado para tomar algo antes de ir a la cena. Luego, en el mismo taxi, nos dirigimos al lugar del evento.  Algunos excompañeros, hombres y mujeres, ya aguardaban. Me costó reconocer a unos cuantos. ¡Qué mal nos sientan los años a unos y qué bien a otros! Pero se reanudaron los saludos, abrazos, besos... Es curioso como vamos cambiando en función de cómo nos trata la vida. Había abogados, médicos, secretarias, administrativos, fontaneros, emprendedores... Éramos una tribu curiosa.
Tras varias rondas para ir dando tiempo a que llegaran los más rezagados, nos dirigimos al salón que habían dispuesto para nosotros. Al final nos fuimos sentando conforme nos habíamos ido reuniendo, por eso de llevar un poco más juntos.
Al principio, me dí cuenta, nos mirábamos de mesa a mesa, los unos a otros con mayor o menor disimulo. Luego ya nos fuimos centrando. 

Frente a mí estaba Natalia, con quien había compartido bastantes horas de estudio y algo más en algún parque, ¡qué tiempos!. Comenzamos a charlar, preguntándonos lo típico de esas conversaciones que no llevan a ninguna parte. La conversación se animaba recordando a algunos momentos estelares entre nosotros. Y me llamó la atención el que recordara la primera vez que nos enrollamos.  Lo hizo con un cariño especial. Tal vez sería el alcohol que tras unas cuantas cañas, el vino o el buen ambiente, pero decidí ir metiendo la cuña para ver cómo respondía. Y para mi alegría ella me seguía e indagaba en determinados momentos bastante jugosos.
De las palabras pasamos a los hechos y sentí como por debajo de la mesa su pierna se deslizaba y rozaba contra mi gemelo mientras me miraba a los ojos de un modo muy persuasivo y pícaro, como diciéndome: "Soy yo, ¿que te parece volver al pasado?"
A lo que respondía con una sonrisa y el acercamiento de mi mano a sus dedos. Es curioso, pero me sentía igual que en esos años pasados, con un deseo de volver a estar con ella  como si el tiempo se hubiera detenido y todo fuera furtivo.


Los platos sucedieron a los postres y tras ellos alguna copa con brindis, risas y algunas lágrimas de emoción. Se empezó a decir lugares para tomarnos alguna copa más. Aquello fue una especie de criba. Ya algunos se despedían: Obligaciones familiares o compromisos que requerían madrugón al día siguiente.
Así que solo unos pocos llegamos casi hasta el final. Hasta que hubo un momento en el que Natalia y yo acordamos despedirnos, aunque fuera juntos, e irnos a solas. 

viernes, 2 de enero de 2015

Rebajassx

El dia iba muy bien hasta que una pluma estilográfica decide destintarse en mi traje dejándolo hecho unos zorros... Maldición! !!!
No me apetecía ir solo y decidí llamar a Maria (mi amiga la peluquera) a que me acompañara a comprarme uno y me ayudara a decidirme. La llamada fue breve y accedió rapidamente, la recogí de la pelu y nos fuimos a un centro comercial. 
Todo estaba atestado, parecía como si en vez de rebajas estuvieramos de saldos, más gente que en la guerra. Una vez aparcado el coche, estuvimos picoteando entre las diferentes tiendas hasta que me fue convenciendo lo que veíamos, ella me iba animando con unos tejidos, desechando otros.... a mi ya me daba igual unos que otros, solo queria comprarme el traje y salir corriendo de alli. Tras varios minutos decidiendo, ella más que yo y tras ver las tallas;  nos fuimos al probador. Menos mal que esta sección  estaba más tranquila y los probadores tenían puerta en lugar de cortina. 
Entramos los dos en el receptáculo, tras cerrar la puerta ambos nos miramos y comenzamos a besarnos, sentía sus manos como iban abriendo mi cinturón a la par que nuestras bocas se fundian y deseaban. Mis manos la acarician su rostro deslizandose y bajando hacia su cuello. Mi americana cae al suelo y ella se sienta en una butaquita que hay. El botón  de mi pantalón se abre y sus dedos van bajando mi cremallera rrrrr el contacto de sus yemas tan cerca de mi hace que mi excitación crezca; el.pantaĺon cae al suelo y ella me  empuja contra el espejo, sus manos comienzan a acariciarme por encima del boxes, dibujando la silueta de mi polla bajo el tejido, su boca lame mi abdomen y poco a poco estira la goma de mi prenda, comenzando a bajarla.... sus cabellos rozan contra mi piel aumentando el deseo...ella levanta los ojos me observa mientra coge mi tronco entre sus dedos y comienza a lamerlo mmmm escapa de mi boca, sus manos ascienden y descienden por el, la humedad aumento en mi glande, dejando gotas perlada es sus labios.  Que son recogidas por su lengua; la presión de sus dedos aumenta y su boca comienza a deborar mi sexo. Sus labios se ciernen sobre él, aumentando la presión  cada vez más; mis ojos la observan a través del espejo,  deleitandose con cada centímetro que penetro en su boca, siento sus dedos bajando por mis huevos y apretándolos, su salu va resvala por mi piel, mis manos se posan en su cabeza y voy atrayendola y separandola, follandome su delicada boca, mis piernas comienzan a temblar, ella lo percibe y se afana en una mayor presión, su lengua roza contra el extremo de mi glande, mis resbalan por sus cabellos.
Mis ojos se cierran y comienzo a correrme en su boca, la voy llenando con cada bombeo   sus labios la succionan y un quejido escapa de mi boca. Ufff. Tras  la puerta se oye un "hay alguien"  lo que respondo "ya acabo" ;)
Bss